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Pandemia, posverdad y fakenews: narrativas del COVID-19

  • Muro Llano
  • 11 ago 2021
  • 8 Min. de lectura

Micaela Montes, estudiante de VII ciclo de Humanidades con mención en estudios teóricos y críticos de la Pontificia Universidad Católica del Perú


A finales del 2019, en Wuhan, China, surgió una situación inesperada que cambiaría el curso de la vida como la conocemos: el coronavirus, más conocido como COVID-19. Un virus respiratorio que ocasionaría, a partir del 2020, la muerte de millones de personas alrededor del mundo; así como, miles de contagios, el cierre de países enteros, cuarentenas, crisis económicas, políticas, laborales, del sistema de salud, entre otros. No obstante, si bien la emergencia sanitaria producida por el COVID-19 trajo y reforzó las latentes problemáticas socioeconómicas de cada país del mundo; también, produjo el inicio de una de las más grandes crisis de la información de los últimos años. A partir de ello, este artículo postula que el hecho de vivir en una sociedad basada en la posverdad y en los desórdenes informáticos ha ayudado a construir, a inicios del 2021, una divergente narrativa acerca del COVID-19, lo cual ha llevado a debates y posturas pseudocientíficas por parte de un sector de la población.


Pero, antes de mencionar algunas de las narrativas y discursos más enigmáticos, es necesario comprender a qué se refiere uno con posverdad y desórdenes informáticos. Para comenzar, se tiene a la posverdad, la cual nace como hija de la sociedad en la que vivimos, es decir, una “era posterior a la verdad, una era en la que las audiencias son más susceptibles de creer en la información que apela a las emociones o las creencias personales existentes, en oposición a la búsqueda y la aceptación de la información considerada como factual u objetiva” (Cooke en Estrada et al., 2020, 98), es decir, esta se basa en la apelación hacia los sentimientos, en donde las personas se dejan llevar por estos y en sus preferencias políticas, económicas, sociales en lugar de una verdad objetiva basada en hechos; así como, la preferencia por la data o las informaciones subjetivas que los medios de comunicación, especialmente las redes sociales, muestran.


Por otro lado, se tienen a los desórdenes informáticos que son “producciones intencionales cuya estrategia consiste en la fabricación de la duda y las falsas controversias con el fin de conseguir beneficios económicos o ideológicos” (Estrada et al., 2020, 94), las cuales están interrelacionadas entre sí y dependen, necesariamente, de la internet. Estos están conformados por la misinformation —información falsa o errónea, pero que no hace daño (Estrada et al., 2020; Lazer et al., 2018)—, la disinformation o un acto de mentira intencional que busca tergiversar un hecho y hacerlo parecer veraz, y las conocidas fakenews, las cuales se entienden como noticias fabricadas que alteran el contenido de estas, pero no su forma y su proceso organizacional, lo cual se debe a la falta de las medidas editoriales y de corroboración por parte de la media para acreditar la credibilidad y fiabilidad de la información (Lazer et al., 2018). Finalmente, estas poseen diversos tipos como la fabricación, que es cuando una noticia no posee una base legítima, pero se publica como si lo fuera; la manipulación basada en tergiversar noticias; y la propaganda, la cual es creada por una entidad política para influir en las percepciones del público.


"El hecho de vivir en una sociedad basada en la posverdad y en los desórdenes informáticos ha ayudado a construir, a inicios del 2021, una divergente narrativa acerca del COVID-19, lo cual ha llevado a discursos, debates y posturas pseudocientíficas por parte de un sector de la población como la proclamación de la inexistencia del virus, la búsqueda de una cura milagrosa y, el crecimiento y difusión del movimiento antivacunas".

Es así como, a partir de la existencia de estos fenómenos, se han creado discursos y posiciones pseudocientíficas propias del COVID-19, sus causas y consecuencias. Cabe resaltar que en este artículo se utilizarán ejemplos que a fines del 2020 e inicios del 2021 eran los grandes debates de opinión. No obstante, muchas de estas narrativas y discursos ya no son difundidos hoy en día. Una de estas narrativas que surgió a partir de este virus fue la inexistencia del coronavirus, la cual fue difundida por varios políticos alrededor del mundo. Uno de los más fervientes creyentes en esta afirmación fue Donald Trump, el ex presidente de los Estados Unidos. El escepticismo de que el COVID-19 no existe, según Trump, se basaba en que este “no [era] peor que una gripe” (Lynas, 2020), sino que todo era un engaño por parte de una conspiración mayor, que la pandemia no existía (McGreal, 2020) y que este brote era temporal; por ende, iba a desaparecer (Paz, 2020), en otras palabras, este discurso se centra en poner en tela de juicio la pandemia.


Estas ideas de Trump estaban basadas en información falsa que este propagaba y tergiversaba, lo cual generaba la creación de fakenews por parte de una de las fuentes más poderosas y “confiables” para las personas. Se puede decir que aquí se apreció una estrategia de fabricación, manipulación de la información y de propaganda por parte de Donald Trump y su equipo, ya que estas noticias no tenían una base objetiva o científica, sino eran meros pensamientos y comentarios del presidente; asimismo, se apreció la tergiversación de información por parte de sus asesores. Ejemplo de ello, en febrero del 2020, Trump comentó que “la pandemia desaparecería como un milagro, simplemente desaparecería” (Paz, 2020); mientras que, días después de esta declaración, Anthony Fauci, el director del Instituto Nacional de Alergia y las Enfermedades Infecciosas, afirmó que este virus no iba a desaparecer de la noche a la mañana como alegaba Trump (Paz, 2020). Además, se apreció la propaganda, ya que se puede decir que estas noticias falsas fueron una medida usada por Trump para que los americanos no se abrumaran por el virus y siguieran con sus vidas como las conocían, creyeran en él y su capacidad de manejo del país frente a una crisis, con la finalidad de tener el apoyo de la ciudadanía para las elecciones que se avecinaban a fines del 2020.


Otro discurso que surgió para “acabar” con el coronavirus fue la ingesta de ciertos medicamentos y sustancias que, en realidad, según la OMS y diversos médicos alrededor del mundo, eran sumamente dañinos. Esta es la ingesta de dióxido de cloro como una supuesta cura para el COVID-19. A inicios del 2020, surgió una fakenews acerca de una cura milagrosa, una sustancia que iba a acabar con el coronavirus, ya que, al ser un desinfectante como el cloro, este podría eliminar el virus del cuerpo de las personas. Sin embargo, ninguna institución sanitaria lo ha reconocido, hasta el día de hoy, como un medicamento viable para el coronavirus (Orgaz, 2020) o para aplacar alguna enfermedad.


"Estas informaciones falsas o fakenews no solo son transmitidas y difundidas por bots o el algoritmo de las redes sociales, sino, en su mayoría, por las mismas personas que se dejan llevar por estas noticias que aparentan ser verdaderas en forma, pero no en contenido. Este suceso es posible gracias a la falta de un filtro en estos nuevos medios que cotrole, verifique y disierne las informaciones verdaderas de las falsas".

Sin embargo, ¿por qué las personas creyeron en este suplemento mineral “milagroso”? Esto se debió a su difusión por las redes sociales, ya que en estas plataformas habían supuestos testimonios de personas que habían ingerido esta sustancia, habían salido a la calle y se encontraban saludables debido a las “propiedades antimicrobianas, antivirales y antibacterianas” (Orgaz, 2020) que se supone posee este líquido. Este es un claro ejemplo de cómo la disinformation es sustancia de las fakenews que se disipan por las redes sociales ocasionando que se fabricara información falsa a partir de coincidencias de personas que justo tomaron dióxido de cloro y se curaron o no se enfermaron después de tomar esta sustancia. No obstante, se puede decir que este discurso ha sido una fabricación popular con la finalidad de buscarle una solución rápida al virus, la cual, al inicio del año pasado, era sumamente esperada, ya que las personas no tenían tanta información acerca del COVID-19 como se posee ahora y estas estaban desesperadas por una solución.


Como último ejemplo, se tiene una de las posiciones pseudocientíficas más importantes que ha acrecentado el COVID-19: el movimiento anti-vacunas. Este movimiento está conformado por un grupo de personas que no se quiere vacunar, ya que no confían en la ciencia y, por ende, tampoco en las vacunas. Si bien este movimiento ya existía antes de la llegada de este virus, la campaña de estas personas en contra de las vacunas se ha desarrollado y crecido con mayor rapidez y agresividad. Ejemplo de ello es que alegaron que las vacunas para el COVID-19 ocasionaban la muerte, para lo cual han creado casos falsos de personas vacunadas que, por esta razón, luego de unos días, fallecieron; también, utilizaron la misinformation alterando la información de que las vacunas para la gripe causan el COVID-19 (Reiss, 2021), entre otros.


Toda esta información de las noticias falsas, los casos inventados y la información arreglada que se difunde se realiza a partir de las redes sociales, ya que estas son un espacio totalmente autónomo; pero, a su vez, libre de filtros de verificación de la información. También, estas noticias sensacionalistas que llaman la atención y rompen los moldes de una noticia tradicional suelen ser difundidos por bots o personas a favor de esta causa o que les aparecen noticias similares a estas en sus redes sociales, hecho que personas con gustos, ideas afines o dudas acerca de la ciencia leen estas ideas y las siguen divulgando. De esta manera, este nuevo movimiento crece, se propaga y gana seguidores.


En conclusión, se puede decir que las narrativas y posiciones pseudocientíficas acerca del COVID-19 han podido surgir gracias a que, previamente, la sociedad se encuentra inmersa en un contexto de posverdad, es decir, en un entorno en el que es válido anteponer las creencias y emociones propias sobre los hechos y evidencias científicas, lo cual lleva a las personas a llevar sus ideas a la praxis como el hecho de rechazar una vacuna, consumir sustancias dañinas para el cuerpo y negar lo evidente. Asimismo, los desórdenes informáticos poseen una gran influencia en la construcción de estas narrativas y discursos, ya que muchas de sus características y tipos se encuentran en las fakenews que se producen a partir de estos nuevos fenómenos. También, los medios de comunicación, las redes sociales y las personas que interactúan en estos medios juegan un papel sumamente importante en la difusión de estas noticias falsas, ya que son dentro de estos espacios que informaciones sin fuentes acreditadas, ideas sensacionalistas que llaman la atención o alteran las personas, son más fáciles de difundir y aparentar credibilidad.




Bibliografía


Estrada, A., Alfaro, K., y Saavedra, V. (2020). Disinformation y misinformation, posverdad y fake News: Precisiones conceptuales, diferencias, similitudes y yuxtaposiciones. Información, cultura y sociedad, 42, 93-106.


Lazer, D., Baum, M., Benkler, Y., Berinsky, A., Greenhill, K., Menczer, F., Metzger, M., Nyhan, B., Pennycook, G., Rothschild, D., Schudson, M., Sloman, S., Sunstein, C., Thorson, E., Watss, D., y Zittrain, J. (2018). The science of fake news. Science, 359(6380), 1094-1096.


Lynas, M. (2020). Stop Paranoia. Cornell Alliance for Science. https://allianceforscience.cornell.edu/blog/2020/04/covid-top-10-current-conspiracy-theories/


McGreal, C. (2020). “It’s a hoax. There’s no pandemic”: Trump base stays loyal as president fights Covid. The Guardian. https://www.theguardian.com/us-news/2020/oct/03/donald-trump-base-stays-loyal-president-fights-covid-19


Orgaz, C. (2020). Dióxido de cloro, el peligroso químico que se promociona como cura para el covid-19 y sobre el que advierten los expertos. BBC News. https://www.bbc.com/mundo/noticias-52303363


Paz, C. (2020). All the President’s Lies About the Coronavirus: An unifinished compendium of Trump’s overwhelming dishonesty during a national emergency. The Atlantic. https://www.theatlantic.com/politics/archive/2020/11/trumps-lies-about-coronavirus/608647/


Reiss, D. (2021). COVID-19 Vaccine Misinformation and the Anti-Vaccine Movement. Bill of Health. https://blog.petrieflom.law.harvard.edu/2021/01/20/covid-19-vaccine-misinformation-anti-vaccine-movement/



 
 
 

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