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El coaching con enfoque terapéutico: ¿Por qué no debería hacer intrusismo en la Psicología?

  • Muro Llano
  • 15 dic 2021
  • 6 Min. de lectura


Paolo Ronceros y Alexandra Reyes, estudiantes de X ciclo de psicología en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas



Coaching es un término en inglés que significa “entrenamiento” en español, dado que coach refiere a “entrenador”, por lo que, en esta misma dirección, aquella persona que tiene este nombramiento estaría encargada de entrenar a un coachee, o “cliente”, por medio del uso de diversas estrategias y tácticas y conseguir resultados. Esto concuerda con lo que la International Coaching Federation (ICE), la asociación más grande de coaching a nivel mundial, define como coaching: “una relación profesional continuada que ayuda a que las personas produzcan resultados extraordinarios en sus vidas, carreras, negocios u organizaciones. A través de este proceso de coaching, los clientes ahondan en su aprendizaje, mejoran su desempeño y refuerzan su calidad de vida” (Ortiz, 2010).


El origen del coaching no está claro, dando como consecuencia que “la historia del coaching sea el eslabón perdido de esta profesión” (Ravier, 2005); no obstante, este tipo de entrenamiento puede ser denominado como la mezcolanza de la filosofía, la psicología y las nuevas ideas de liderazgo y management de las nuevas generaciones de gurús americanos (Ortiz, 2010). Sea cual sea el caso, diversos autores sitúan el impulso del coaching hace 30 años en Estados Unidos en el área deportiva (Ortiz, 2010; Sans, 2012), debido a que los entornos de trabajo de aquel entonces provocaban un desgaste en las personas. Es decir, nació como una forma de manejar las crisis y los problemas laborales y potenciar las capacidades personales (Serra, 2010).


Por otra parte, el coaching no es consultoría, ni mentoring, y mucho menos terapia psicológica (Ortiz, 2010; Serra, 2010), sin embargo, sí cuenta con un principio de confidencialidad que se basa en el código deontológico para coaches (ICE, 2020). De hecho, Ortiz (2010) recopila definiciones de los pioneros del coaching para expresar que “es un proceso que se desarrolla a lo largo de un determinado periodo de tiempo y que tiene lugar entre dos personas (coach y coachee) o entre una persona y un equipo, donde suceden una serie de conversaciones que tienen la particularidad de ser planificadas y confidenciales y que no se prolongan en el tiempo más allá de seis meses a un año”. Además, añade que “el coach utiliza una metodología basada en preguntas que ayudan al coachee a desplegar su potencial y conseguir sus objetivos”.


Así y todo, aunque la literatura en coaching insiste en que esta profesión solamente se centra en mejorar el bienestar y activar el potencial de las personas mentalmente “sanas”, muchos coaches usan técnicas psicoterapéuticas válidas y no válidas e incluso llegan a realizar psicoterapia sin tener una formación formal (Grant, 2011). Es así como se desmarca el límite y los parámetros entre la psicoterapia y el coaching, pues sumado a esto también existen ramas del coaching que tienen un enfoque netamente terapéutico, ya que su objetivo es comprender las causas profundas que generan los problemas del coachee (Grant, 2011). Así es como surge la gran interrogante sobre el límite difuso que tiene el coaching con fin terapéutico respecto a las psicoterapias. Para esto, al intentar vagamente diferenciarse, suelen tomar como punto de referencia al enfoque reduccionista de la perspectiva psicopatológica o con psicoanálisis para compararse, tal ejemplo lo hace Wolk (2003) al afirmar que: “El psicoanálisis posee una concepción singular del sujeto y del lenguaje, encontrando en la asociación libre su determinación. En este sentido, la forma en que se invita a hablar a la persona y el modo en que se escucha, establece también diferencias con el coaching.”. Sin embargo, es de conocimiento público y científico que el psicoanálisis no es la única terapia psicológica (Salomón, 2018).


Por lo tanto, a la psicología le concierne ahondar en este problema, dado que la mayoría de personas no distingue entre ambos servicios y tiene la concepción equivocada de que la psicoterapia está dirigida a la población “enferma” (Grant, 2011), cuestión que ha ocasionado que en la actualidad el coaching se convierta en la herramienta de autodesempeño con mayor demanda y popularidad, así como también en símbolo de “éxito” tanto en el ámbito empresarial como personal (Williams, 2018), lo cual indica intrusismo profesional.


"El coaching no puede reemplazar ni asemejarse a la terapia psicológica porque, además de que la International Coaching Federation expresa explícitamente esto, las herramientas psicoterapéuticas que utilizan los coaches varían entre lo válido y lo no válido, y son los profesionales en psicología los únicos que tienen una formación formal para usarlas. El intrusismo en esta disciplina científica no solo la desacredita, sino también engaña y puede perjudicar a las personas que contratan o aceptan formar parte de este proceso, tanto en el ámbito empresarial como personal. Por esto, es necesario que se concientice sobre esta problemática y que exista una normativa o legislación que regule la formación en coaching, ya que su práctica es un ejercicio libre que, sin requerir mucho tiempo, cualquiera puede aprender y ejercer".

Según Daniel (2004), el intrusismo se define como “la acción de introducirse sin derecho en una dignidad, jurisdicción, oficio o propiedad”. Como bien se sabe, esto puede tener un lado favorable, y es que con esto se dan colaboraciones entre profesionales que, desde la ciencia en la que trabajan, pueden unir perspectivas y fortalecer teorías, tal como la psicología hace con la biología por ejemplo. No obstante, Vicente Prieto, vocal del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, expresó que es importante combatir el intrusismo que tiene el coaching sobre la psicología porque, además de ser una práctica engañosa y que produce descrédito a los profesionales de psicología, afecta el bienestar psicológico de las personas, teniendo así repercusiones negativas en ellas por los sentimientos de insatisfacción o sobreexigencias que se dan en los clientes de dicha práctica (Redondo, 2021). Adicional a esto, Salomón (2018) constata de pacientes que han llegado a su consulta psicológica, y que previamente pasaron por un proceso de coaching, con una problemática en común: “refieren una mejoría en forma de alivio, empoderamiento o esperanza temporal que luego deriva en un malestar significativo en términos psicológicos y emocionales”, lo cual demuestra para él, el cambio superficial a través de una “experiencia inicialmente muy auspiciosa” con mejoras en el estado de ánimo, motivación y perspectiva positiva que se desvanecen tras un corto lapso de tiempo, llegando a sentirse peor que antes.


Ante esto, diversos autores llaman al coaching como un “polifacética pseudociencia neoliberal” o “pseudoprofesión posmoderna” porque tiene ambigüedades y ausencia de principios teóricos, métodos, resultados empíricos, enfoques específicos (Salomón, 2018; Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, 2019; Passmore y Lai, 2019). Dichos principios que les falta son los que la psicología sí tiene para tratar la salud mental con evidencias científicas, como las terapias cognitivos conductuales y diversas técnicas de esta (Corona et al., 2017).


Contrario a lo que popularmente se cree y a lo que muchos coaches dicen, la psicología no recurre a "buscar en el interior de uno", "confiar en las emociones" y "sanar el propio ser", sino que es una ciencia que crea hipótesis, teorías y modelos teóricos que ni pueden ser aprendidos en un solo día ni utilizan lenguaje ambiguo que significa algo diferente para cada persona (Torres, 2017). La práctica es imprescindible en esta disciplina, pero la teoría también lo es, por lo que sorprende porqué en las ofertas para ser coach no es un requisito ser un profesional de la psicología ni de la psiquiatría (Salomón, 2018).


En conclusión, el coaching no puede reemplazar ni asemejarse a la terapia psicológica porque, además de que la International Coaching Federation expresa explícitamente esto, las herramientas psicoterapéuticas que utilizan los coaches varían entre lo válido y lo no válido, y son los profesionales en psicología los únicos que tienen una formación formal para usarlas. El intrusismo en esta disciplina científica no solo la desacredita, sino también engaña y puede perjudicar a las personas que contratan o aceptan formar parte de este proceso, tanto en el ámbito empresarial como personal. Por esto, es necesario que se concientice sobre esta problemática y que exista una normativa o legislación que regule la formación en coaching, ya que su práctica es un ejercicio libre que, sin requerir mucho tiempo, cualquiera puede aprender y ejercer.





Bibliografía


Daniel, M. J. (2004). Intrusismo. Foro de educación, 3, 27-28. https://redined.educacion.gob.es/xmlui/handle/11162/22363


Corona, P.; Talallero, P.; Villareal, A. y Ayala, M. (2017). Psicoterapia basada en evidencia. Situación actual. Neurología, Neurocirugía y Psiquiatría 2017, 45(1), 32-38. https://www.medigraphic.com/pdfs/revneuneupsi/nnp-2017/nnp171g.pdf


Grant, A. M. (2011). Desarrollar una agenda para la enseñanza de la psicología del coaching. Revista Internacional de Psicología del Coaching, 6(1), 84–99. https://psycnet.apa.org/record/2011-11715-007


International Coaching Federation. (2020). Código de ética de ICF. https://coachfederation.org/app/uploads/2020/01/ICF-Code-of-Ethics-Spanish-Final-Revision-11152019.pdf


Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (2019) El Gobierno lanza la campaña #CoNprueba frente a las pseudoterapias y las pseudociencias. España, Nota de prensa. https://www.mscbs.gob.es/gabinete/notasPrensa.do?id=4527


Ortiz, M. (2010). Psicología y Coaching: Marco general, las diferentes escuelas. Capital Humano, 243, 56-68. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3206128


Passmore, J y Lai, Y. (2019). Coaching psychology: Exploring definitions and research contribution to practice?. International Coaching Psychology Review, 14 (2), 69-83. https://www.trishturner.co.uk/wp-content/uploads/2020/10/Coaching-psychology-Exploring-definitions-and-research-contribution-to-practice-2019.pdf


Ravier, L. (2005). Arte y ciencia del coaching. Su historia, filosofía y esencia. Buenos Aires: Editorial Dunken.


Redondo, M. (21 de junio del 2021). Los psicólogos están hartos de las pseudoterapias y el intrusismo. Hipertextual. https://hipertextual.com/2021/06/psicologos-pseuterapia-intrusismo


Salomón, A. (2018). Coaching: Una pseudociencia de la posmodernidad. Universidad Femenina del Sagrado Corazón, 26(1), 23-32. https://revistas.unife.edu.pe/index.php/avancesenpsicologia/article/view/1124/1064


Sans, M. (2012). ¿Qué es el coaching? Sus orígenes, definición, distintas metodologías y principios básicos de actuación de un coach. 3c Empresa: investigación y pensamiento crítico, 1(3), 1-15. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4817930


Serra, J. P. (2010). Coaching y liderazgo: Para directivos interesados en incrementar sus resultados. Editorial Díaz de Santos, S.A.


Torres, A. (3 de febrero del 2017). ​La psicología mal entendida: carta abierta a los coaches de fin de semana. Psicología y mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/coaches-fin-de-semana


Williams, P. (2018). Coaching vs. Psychotherapy. Choice, 2(1), 38–39. https://www.cce-global.org/Assets/BCC/Resources/CoachingvsPsychologyTheGreatDebate.pdf


Wolk, L. (2003). Coaching, el arte de soplar brasas. Argentina: Gran Aldea Editores.



 
 
 

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