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Un siglo después, ¿ha cambiado la discusión en torno a la paridad?

  • Foto del escritor: Sandra Gutiérrez
    Sandra Gutiérrez
  • 21 oct 2020
  • 7 Min. de lectura


Sandra Gutiérrez –Estudiante de noveno ciclo de Ciencia Política y Gobierno en la Pontificia Universidad Católica del Perú


Las cuotas de género han significado un avance para promover la participación de las mujeres en política en América Latina. Sin embargo, esta normativa no ha sido suficiente para superar la subrepresentación femenina, ni siquiera para asegurar la elección mínima que propone la cuota de género. Así, diversos estudios sostienen que es necesaria la reserva de posiciones en las listas electorales para superar la subrepresentación femenina (Archenti y Albaine, 2012; Pinedo, 2010; Rousseau, 2016; Tula, 2015).


Según los datos del JNE, en 2001, cuando el Parlamento estaba compuesto por 120 curules, fueron electas solo 22 mujeres. El 2006, con la misma cantidad de lugares disponibles, la cifra de parlamentarias fue de 35. El 2011, cuando ya se había establecido una cantidad de 130 curules, el número de legisladoras fue de 28. El 2016 ha sido único año electoral en que ingresaron más mujeres en toda la cronología del Legislativo peruano.

En el caso peruano, el pasado 22 de julio, el presidente Martín Vizcarra suscribió la ley que establece la paridad y alternancia en las listas electorales, la cual fue aprobada por el Congreso el 25 de junio. La paridad, en esta ley, propone que las listas de candidaturas deben incluir 50% de mujeres y 50% de hombres en las listas parlamentarias y otros cargos de elección popular. Esta normativa ha sido debatida en diversas ocasiones por el Congreso y se han presentado diferentes proyectos de ley que de alguna u otra manera incluían el principio de paridad y/o alternancia. Más aún, la discusión acerca de la paridad se ha desarrollado desde el siglo pasado, por lo que resulta pertinente preguntarse en qué medida las críticas desarrolladas en el siglo pasado continúan siendo utilizadas en la actualidad. De esta manera, el presente artículo sostiene que, por un lado, los y las congresistas continúan utilizando argumentos del siglo XX en la discusión en torno a la paridad. Pero, por otro lado, se han elaborado nuevos argumentos en oposición a la paridad.


Joan Scott (2005) realiza una narración acerca de los argumentos del movimiento en favor de la paridad y las críticas que esta ley suscitó en la sociedad francesa del siglo XX. La autora considera que se desarrollaron tres principales críticas a la paridad. La primera crítica se basa en un ataque al esencialismo porque la paridad se entendió como un llamado a elegir a las mujeres por sus especiales intereses y características. Scott (2005) explica que esta crítica surge por la petición de las paritaristas por el reconocimiento político de la dualidad humana como hombre y mujer. En otras palabras, dado que el sexo tradicionalmente ha sido utilizado para descalificar a las mujeres y obstaculizar su participación política, las paritaristas argumentan que solo afirmando la dualidad anatómica del ser humano se podría lograr la igualdad de derechos de las mujeres para representar la humanidad. Sin embargo, este argumento ha sido confundido debido a que las diferencias sexuales se encuentran insertadas en la sociedad por medio de diversos significados y símbolos asociados a hombres y mujeres.


En Perú, recientemente, esta crítica ha sido señalada por congresistas que se opusieron a la ley de paridad. Así, en un debate de la comisión de Constitución sobre el proyecto de ley de paridad y alternancia, la invitada Giuliana Caccia comenta “¿votar por una mujer por ser mujer no es proponer que no se presente una campaña homogénea en la cual cada uno propone sus propuestas?”[1]. Luego, la congresista Lourdes Alcorta también sostuvo en el pleno lo siguiente: “yo no creo sinceramente que a una mujer hay que ponerla porque es mujer, y no la desmerezco, y no hay que poner a hombre porque es hombre”[2]. Estas afirmaciones de “votar por una mujer por ser mujer” nos remiten al “dilema de diferencia” que enfrentaron las paritaristas en Francia dado que el argumento de dualidad anatómica del ser humano es confundido por un llamado a elegir a las mujeres por sus especiales intereses y características. A este argumento se ha sumado la importancia que actualmente se le asigna a la meritocracia, como comenta el congresista Jorge del Castillo, no se trata de que a las mujeres se les regale el cargo, sino que lleguen a ser elegidas porque tienen talento, liderazgo y méritos[3].


En Perú, los y las congresistas que se oponen a la ley de paridad utilizan argumentos que se desarrollaron por los republicanos franceses en el siglo XX como la crítica al esencialismo y el privilegio al grupo social para sostener su postura en contra de la paridad

Luego, los republicanos franceses criticaban a la paridad en tanto creían que esta promovía la idea de que el grupo social- en este caso el de mujeres- era la unidad de representación por encima de la del individuo (Scott, 2005). Esta segunda crítica también se puede encontrar en los debates en Perú. Así, el congresista Octavio Salazar durante un debate en el pleno sostuvo: “La Constitución reconoce nuestro derecho a ser elegidos no como parte de un grupo, de un colectivo, de un sector de la sociedad organizada, de un gremio, de una raza y menos de un género”[4]. En ese sentido, la paridad es considerada como una medida antidemocrática que discrimina a candidatos por no pertenecer al grupo social de mujeres.


Más aún, Scott (2005) sostiene que la paridad era considerada por los políticos franceses como una caja de pandora que abre la oportunidad de aceptar cuotas para todas las diferencias que existen en la sociedad. Para el caso peruano, Guilliana Caccia argumenta que “insertar el criterio de género en la elección sería como introducir el criterio de raza, altura, lugar de nacimiento” e incluso al utilizar la palabra género, se cuestiona la incoherencia de pedir paridad para las mujeres y no para otros géneros[5]. De igual manera, la congresista Lourdes Alcorta afirma lo siguiente: “Tampoco quiero las cuotas extraordinarias por comunidades, por gente con discapacidad, por pintores, porque son una cosa o porque son otra”[6]. Ambas afirmaciones aluden la oportunidad que podría significar la aprobación de la paridad para que otros grupos sociales reclamen medidas similares. Como menciona Scott (2005) para el caso francés, existió confusión de la dualidad humana por la diferenciación sexual. Esto, a la vez, generó confusión en torno a la concepción de la paridad como una política en favor del grupo social de mujeres más que como el reconocimiento de que ellas conforman la mitad de población. Ambas confusiones junto con la crítica de que la paridad inserta la idea de grupo social complementan el argumento de que la paridad podría llevar a otros grupos a demandar medias similares.


Se han elaborado nuevos argumentos como la importancia de la meritocracia y la libertad de elección de la ciudadanía.

Hasta aquí se han expuesto las críticas a la ley de paridad que continúan siendo usadas desde el siglo XX. Sin embargo, para el caso peruano, también han surgido nuevos argumentos por parte de la oposición a esta medida. El primero considera a la paridad como un mecanismo que atenta la dignidad de las mujeres dado que necesitan de esta medida como un apoyo para ser iguales. El congresista Jorge del Castillo fundamenta esta crítica en la experiencia exitosa que algunas mujeres han tenido en la política y por lo que han logrado ser elegidas[7]. La segunda crítica sostiene que la paridad es una intromisión del Estado en la decisión del electorado e incluso en la esfera privada. Esta crítica responde a la visión clásica de poliarquía que concibe a la democracia como la competencia política sin cuestionar las desigualdades estructurales (Fraser, 1993; Yon, 1996). Así, el congresista Julio Rosas, Mario Mantilla y la congresista Lourdes Alcorta sostienen que no se puede imponer a las personas por quién votar. Más aún, sostienen que no se puede obligar a las mujeres a candidatear. Este argumento se basa en la suposición de que las mujeres se encuentran subrepresentadas en el sistema político porque tienen menor interés en participar en política (Norris, 1997). Esto conduce también a la crítica que sostiene que la paridad llevaría a una situación caótica en la que los partidos políticos tendrían que “llenar listas por llenar” dada la poca cantidad de mujeres interesadas en participar en política.


En síntesis, los argumentos en oposición a la paridad usados en el siglo XX continúan siendo usados en la actualidad, como se ha demostrado para el caso peruano; más aún, los/as actores políticos han elaborado nuevas críticas a la paridad. Si bien, esta medida ya ha sido aprobada como ley en el Perú, es importante prestar atención a los posibles obstáculos que esta pueda presentar en su implementación. Un obstáculo, por ejemplo, es la aún pendiente discusión en el Congreso de la propuesta de eliminación del voto preferencial ya que este desnaturaliza el principio de paridad y alternancia.

Bibliografía

Archenti, N., Albaine, L. (2012). Las mujeres en los gobiernos locales. Argentina, 2007- 2011. Revista SAAP: Sociedad Argentina de Análisis Político, 6(2), 227-247.


Fraser, N. (1993). Repensar el ámbito público: una contribución a la crítica de la democracia realmente existente. Debate Feminista, 7(4), 23-58.

Young, Iris Marion (1996). Vida política y diferencia de grupos: una crítica del ideal de ciudadanía universal. En Carmen Castells (comp.), Perspectivas feministas en teoría política, Barcelona, Paidós.

Norris, P. (1997). Passages to Power: Legislative Recruitment in Advanced Democracies. Cambridge University Press

Pinedo, E. (2010). Las cuotas de participación electoral en Perú. Características y algunos resultados. Revista de Derecho Electoral, 231.


Rousseau, S. (2016). La participación y la representación política de las mujeres peruanas : una perspectiva histórica y teórica. Retrieved from http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=cat02225a&AN=pucp.61285 4&lang=es&site=eds-live&scope=site


Scott, Joan (2005). El movimiento por la paridad. Un reto al universalismo francés. En Borderia, Cristina (ed.), Joan Scott y las políticas de la historia, Icaria Editorial, pp.13-37.


Tula, M. (2015). Mujeres y política. Un panorama sobre la adopción de las cuotas de género y sus efectos en América Latina y Colombia. OPERA - Observatorio de Políticas, Ejecución y Resultados de La Administración Pública, (16), 9–33. https://doi.org/10.18601/16578651.n16.03

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