¿Qué Perú queremos?
- Alejandro Céspedes García
- 29 jul 2020
- 4 Min. de lectura
Desafíos de la nueva generación de ciudadanos para la construcción de la república peruana

Estamos a un año del bicentenario de nuestra independencia. Hace veintitrés, la historiadora Carmen McEvoy (1997) desenmascaraba la utopía de nuestra república y, más recientemente, el politólogo Alberto Vergara (2013) se encargó de ampliar dicha perspectiva, desde una crítica al crecimiento económico desordenado[1] y desde la idea de ciudadanía republicana limitada por la corrupción, la segmentación social y, sobre todo, por la falta de una verdadera autocrítica deliberativa.
En el presente texto me referiré a este último punto. Entiendo como falta de autocrítica deliberativa a la ausencia de voluntades individuales agregadas de un país para generar espacios de deliberación y de consenso. Y lo que pasa es que, sin ánimos de caer en discursos moralizadores, considero que las nuevas generaciones estamos hartas de la crítica hipócrita y sesgada. Los jóvenes, digo, en su gran mayoría, nos vamos distanciando -poco a poco- de esa mirada en la que, por tantas décadas (en casi dos siglos de república), han imperado dichos limitantes republicanos.
La juventud, como actores nuevos en la esfera pública, tienen la enorme oportunidad de cambiar el modus operandi naturalizado por los diferentes actores en la sociedad peruana.
Respecto a la idea de ciudadanía democrática, Habermas (1996) planteó cómo es profundamente necesaria la práctica constante y renovada de la “autocomprensión ética” (p. 240) -a través de la deliberación de los individuos en el espacio público- como requisito fundamental para garantizar la existencia de una república. Sin embargo, en nuestro país estos encuentros no se han dado en su totalidad.
Según Trivelli (2005), más del 65% de la pobreza total en el Perú es población indígena y cerca del 78% del total de niños en pobreza son indígenas (UNICEF, 2010). En ese sentido, ¿desde hace cuánto la mirada del Estado se ha volcado hacia nuestra tan extensa región amazónica? Un hábil conocedor del rastreo de políticas respondería que, formalmente, hace 12 años, a partir de la creación del ministerio del Ambiente y, posteriormente, con la creación del ministerio de Cultura. Pero, ¿ha sido suficiente? Personalmente, no lo creo.
Como la historia puede poner en evidencia, la existencia de instituciones estatales no ha sido garantía del cumplimiento de derechos fundamentales ni de acceso a la ciudadanía por sí misma. Los conflictos sociales subsiguientes, las miradas segregadoras entre las regiones y Lima, la falta de espacios sinceros de deliberación ciudadana que incluyan a los peruanos amazónicos y demás, han surgido en forma de lo que Dargent (2015) denominó como retadores de agencias estatales. Y es que, en gran medida, estos retadores serían consecuencia directa e indirecta de la falta de autocrítica deliberativa que propongo anteriormente.
Por otro lado, según el informe estadístico sobre violencia del MIMP (2019), 87% de las víctimas son mujeres y, de acuerdo con IPSOS (2020), el 71% de peruanos considera que la población LGTB es discriminada.[2] Entonces, hago la misma pregunta, ¿hace cuánto tiempo el Estado ha asumido formalmente la atención a dichas poblaciones? Respondo. Hace 25 años, cuando el Ministerio de la Mujer (en ese entonces, con otro nombre) fue creado.
Sin embargo, el surgimiento de retadores provenientes de la sociedad civil en forma de “No te metas con mis privilegios” han hecho casi imposible la ejecución de procesos deliberativos que son inmensamente requeridos para generar que una “sociedad de extraños” (Habermas, 1996, p. 141) se encuentre y se reconozca como parte de algo más grande: la República. Y es que la diferencia nos hace mejores, nos hace competitivos, y nos humaniza.
Este año, las fiestas patrias nos cogen en un contexto que no solo es lamentable, sino que nos interpela. Hasta el día de ayer, la cifra total de fallecidos a causa de la pandemia era de 18 612[3], prácticamente el 70% del total de víctimas que dejó el conflicto armado interno[4] hace casi 30 años. Son datos comparables, no por las causas ni la naturaleza de los problemas (que claro está que son totalmente de distinta índole), sino por el duelo nacional que implican[5]. A medida que avanzan los días, aquel virus que parecía muy lejano y casi un mito, ha terminado acercándose cada vez más a nuestras realidades más próximas, en todas las partes de nuestro país.
En ese sentido, esta realidad nos con-mueve. Nos produce un inmenso dolor pero también nos llama a la acción. La república no llega sola[6] y la juventud, como actores en renovación constante en la esfera pública, tenemos la enorme oportunidad de cambiar el modus operandi que diferentes actores en la sociedad peruana han naturalizado por muchos años. Son retos grandes, son retos patrióticos. A ponernos, como mencionó el sociólogo, teólogo y ahora arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo, al “servicio de la Patria Grande que no solo hemos de soñar y esperar, sino también ser y realizar.”[7](Castillo, 2020) para conseguir un “yo emancipado”[8] que finalmente, construya nuestra República.
Alejandro Céspedes García - Estudiante de décimo ciclo de Ciencia Política y Gobierno en la Pontificia Universidad Católica del Perú
[1] Categoría de Carmen McEvoy (2014), en su columna del diario El Comercio https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/ciudadania-republica-2-0-carmen-mcevoy-325504-noticia/?ref=ecr
[2] Según INEI (2018), +60% de la población LGTB ha sufrido de discriminación. [3] Recuperado de https://covid19.minsa.gob.pe/sala_situacional.asp [4] Según la CVR, el total de víctima del conflicto armado interno fue 24 000. Aunque después, estimaciones estadísticas han arrojado cifras mayores. http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/Tomo%20-%20ANEXOS/ANEXO%202.pdf [5] Quintanilla (2020) reflexiona sobre el impacto de la pandemia del COVID en el sentir de los peruanos. Recuperado de https://elbuho.pe/2020/07/28-de-julio-duelo-nacional/ [6] Recuperado de la columna en El Comercio de Alberto Vergara (2019). Recuperado de https://elcomercio.pe/politica/republica-llega-sola-analisis-alberto-vergara-noticia-632457-noticia/?ref=ecr [7] Homilía de Te Deum del arzobispo de Lima y primado del Perú, monseñor Carlos Castillo Mattasoglio. Recuperado de https://www.arzobispadodelima.org/2020/07/28/misa-y-te-deum-por-el-199o-aniversario-patrio-homilia-del-arzobispo-de-lima/ [8] Del discurso de Alberto Vergara (2019) en la inauguración del Encuentro Nacional de Educación.Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=L-mZHzcw4r4
Referencias bibliográficas
Dargent, E. (2015). Capacidad de respuesta del Estado en el Perú: crisis, desafíos y entorno cambiante. Revista de Ciencia Política y Gobierno, 2(4), 11-22.
Eaton, Ken (2012). The state of the state in Latin America: challenges, challengers, responses and deficits. Revista de Ciencia Política, 32(3), 643-657.
Habermas, J. (1996). Die Einbeziehung des Anderen (La inclusión del otro). Frankfurt, Suhrkamp.
McEvoy (1997) La utopía republicana. Ideales y realidades en la formación de la cultura política peruana (1871-1919). Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima
Vergara, A. (2007). Ni amnésicos ni irracionales: las elecciones peruanas de 2006 en perspectiva histórica: ensayo. Solar Central.
Vergara, A. (2013). Ciudadanos sin república. Planeta Perú.
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